Educación posible en tiempos de pandemia: COVID-19
Educación posible
en tiempos de pandemia: COVID-19
Hugo Torres
Salazar
Universidad de Guadalajara. México.
Publicado el 7 de noviembre de 2020
Cuando uno decide explicar y comprender la realidad o el mundo en el cual se vive, los tiempos de crisis como la pandemia del COVID 19, ponen en entredicho las certezas y utopías que se han sostenido durante todo el desarrollo de la humanidad, y para resolver esta angustia, recurrimos a lo que somos, a lo que pensamos y a lo que hacemos.
De
esta manera educar es nuestra propuesta y explicación para dar respuesta a
estos tiempos de crisis, de emergencia e inéditos en nuestra cultura. Cada
quién da respuesta desde su profesión, desde su creencia o desde la trinchera
que se ha construido en su vida.
Tiempos
de contingencia, COVID – 19
Llegó
el 2020 y como año nuevo estuvo cargado de esperanzas y buenos deseos,
sembrando ilusiones y proyectando logros, pero este año nos desilusionó a muy
pocos meses de su inicio pues se anunciaba un virus que proyectaba un porvenir
incierto y con mucha zozobra; un virus que trastocó todos los sistemas que le
proporcionaban seguridad a la humanidad, el coronavirus, que anunciaba su
primer objetivo de destrucción el sistema de salud, y de allí, trastocar a los
otros sistemas: el social, el económico, el político, y todos aquellos en que
la humanidad se ufanaba como logros de la civilización.
Los
sistemas sustanciales que organizan a la sociedad son tres: el de salud, el
económico y el educativo, entrelazados orgánica y dialécticamente. En este
trabajo desarrollaremos las implicaciones que esta crisis trajo al sistema
educativo, el cual nos impacta por nuestro trabajo y por nuestras convicciones
profesionales.
Hoy
el sistema educativo está con respiración artificial, en cuarentena,
implementando soluciones emergentes, así se presenta hoy, un enfermo más de
coronavirus. Esta pandemia expuso la vulnerabilidad de nuestro sistema
educativo, se sumó a esta característica su simulación, su anacronismo y su
versión por mantenerse como un sistema monolítico y estandarizado, insuficiente
para responder a situaciones de emergencia o atípicas. Quedó muy a la deriva,
porque mostró más política que ciencia, más burocracia que educación.
Con
la emergencia del virus el quehacer académico se colapsó. La educación básica,
la educación media, la educación superior, en fin todo el sistema educativo
manifestó su fragilidad, sus vicios y muy poco sus fortalezas.
Cuando
hablo de sistema educativo me refiero a todos los sectores y agentes que
inciden en procesos educativos: el profesor, los alumnos, las autoridades
educativas, autoridades civiles, y la sociedad en su conjunto, porque hoy ya
nos dimos cuenta y se puso en evidencia que, en palabras de Manuel Moreno: la
educación es mucho más que las escuelas.
Hoy
la educación retornó a la familia, como el núcleo primario de la enseñanza y la
encontró fragmentada y muy vulnerable para recuperar su dimensión como el
espacio originario de la educación.
Hoy
el papel del profesor se revaloró para ser reconocido no sólo como el guardián
o cuidador de alumnos. Esto hace necesario, un nuevo profesor con habilidades y
capacidades diferentes que pueda adaptarse, aplicar y responder a emergencias y
a crisis. Un sistema político, que sume a su responsabilidad social, el
bienestar del pueblo en todas sus facetas de desarrollo, una sociedad que se
sume con responsabilidad y exprese sus valores de fraternidad y convivencia en
la diferencia y en la diversidad social y económica; y un hombre que limite su
narcisismo, egoísmo y omnipotencia, para dar cabida al reconocimiento de que
todos somos más que uno.
Hoy
el sistema político volvió a ver que no sólo de pan vive el ser humano, que no
sólo lo económico rige al mundo, ya que de nada vale si tiene una población
enferma y sin educación.
También
esta crisis nos ofrece la oportunidad de rescatar y rescatarnos como hombres y
mujeres responsables por lo que hemos hecho en el mundo, pero también,
reconocernos en lo que hemos dejado de hacer. Nos ha llegado el rumor de la
discordia, del miedo, de la zozobra, de lo incierto y de la angustia. Y ya no
tenemos a Chespirito para que venga a salvarnos, Superman, ya no puede con la
kriptonita y con la lucha contra el
nuevo virus, y los Cuatro Fantásticos, están en emergencia sanitaria, recluidos
y sin poderes.
Ahora
sólo somos nosotros, ¡Profesores!; decidamos, nos convertimos en héroes o
pasamos a la historia como villanos y como sujetos irresponsables ante nuestros
alumnos, ante nuestros hijos, e hijos de nuestros hijos.
La oportunidad que esta emergencia nos proporciona es para reinventarnos por medio de la educación y resurgir como nuevos y mejores enseñantes, aplicando acciones como:
a) Estrategias virtuales con el propósito de educar no sólo de comunicar como se hace con las redes sociales.
b) Revisar el currículo y dotarlo de capacidad de cambio y flexibilidad ante avatares inéditos y desconocidos.
c) Desarrollar capacidades que le caracterizan a la educación contemporánea; la autogestión y lo autodidacta.
d) Fortalecer los procesos educativos incluyendo a todos los sectores sociales particularmente a la familia.
e) Generar procesos de autocrítica e introspección en todos los agentes del quehacer educativo.
f) Ejercer la educación desde el espacio virtual con creatividad y eficiencia.
g) Transitar de un sistema rígido y estandarizado a un sistema flexible y con capacidad de innovación,
h) Eliminar de nuestros proyectos educativos la certeza y proyectar el futuro en la sorpresa y en la incertidumbre, sin que nos lleve esto a una parálisis.
i) Aprender a enfrentar lo incierto con oportunidad y eficiencia.
j) Revisar nuestro arsenal didáctico y reconocer la ausencia de estrategias para los aprendizajes en tiempo de crisis, inéditos y de emergencia.
k) Crear nuevos discursos y nuevos ambientes de aprendizaje que se adecúen y resuelvan situaciones de emergencia y de crisis.
Como reflexiones y enseñanzas:
1.- La crisis nos trajo incertidumbre y violencia en
el ámbito escolar y en el ámbito social.
2.- Confirmamos que nuestro bagaje teórico y práctico,
obtenido en nuestra experiencia de enseñar, resultó obsoleto y rígido, sin posibilidades
de resolver situaciones emergentes, inciertas e inesperadas.
3.- Abandonar sistemas y valores educativos rígidos y
políticas burocráticas para establecer un nuevo sistema educativo donde renazca
un profesor creativo y un alumno, empoderado como sujeto transformador, una
sociedad incluyente y responsable, que deje el silencio y se comprometa para el
cambio.
Finalmente mi propuesta es que en educación trabajemos
como un equipo de fut-bol, que juegue en las grandes ligas y que siempre esté
aspirando a ser campeón. En este ejemplo, no tenemos seleccionado determinado
equipo, sólo tomamos sus características. La Asociación es la institución
escolar, el entrenador, el profesor, los jugadores, los alumnos, y el público,
el contexto social. Todos son necesarios y todos tienen acciones que hacer para
lograr el cometido final, el campeonato.
Estas serían sus acciones, ,considerándolas como
responsabilidades y oportunidades:
1.- Tener a los mejores jugadores (alumnos), si no los
tenemos, hacer de cada uno de ellos un jugador estrella.
2.- La Asociación (escuela) debe proporcionar una
infraestructura óptima, con recursos materiales y humanos para el quehacer
diario.
3.- Tener un entrenador (profesor) con visión
estratégica para enseñar y lograr el triunfo con aprendizajes significativos y
con remuneración económica suficiente para apostar tiempo completo a la
enseñanza.
4.- Entrenar (educar) diariamente a los jugadores que
los lleve a triunfar en el aula y en la vida.
5.- Generar situaciones cotidianas y de emergencia
(problematizar) para responder con creatividad ante situaciones nuevas e
inéditas.
6.- Instalar en los jugadores, la sorpresa y la
incertidumbre (motivar) para generar respuestas ante situaciones inéditas, de
crisis y desconocidas.
7.- Sostener durante el trabajo determinada dosis de
angustia e incertidumbre (evaluar) para poder resolver situaciones emergentes.
Nadie tiene posición definida ni permanente.
8.- Comprometerse a jugar bien, (transferencia) con
máximo esfuerzo para tener siempre el apoyo de la sociedad.
Estas propuestas nos llevarían a lograr el campeonato
(escuela y vida) pero sobre todo a la realización de cada sujeto para ser
incluido en una sociedad con responsabilidad para vivir el cambio con menor
incertidumbre y zozobra.
Que el aislamiento físico no implique la ausencia de una relación
afectiva, (vínculo pedagógico) y que sea la oportunidad para unirnos en defensa
de la vida, redescubrir y posicionar los roles en la familia y en la sociedad,
rescatar momentos de nuestra historia en los diferentes ámbitos de acción,
imaginar nuevas historias con nuevos finales… apostar por el futuro.
Referencias para el debate:
Bonfil, G. (1990). México profundo. Una civilización negada. Editorial
Grijalbo.
López, R, Velasco, L., Santidrián, V. y Armas, X. (Coord.). (2011). Pensar
históricamente en tiempos de globalización. Universidad de Santiago de
Compostela.
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