Otros hilos de Ariadna en tiempos de contingencia

 

Otros hilos de Ariadna en tiempos de contingencia

 

Silvia Amanda Zuppa

CENS 470 - Dirección de Cultura y Educación Pcia Buenos Aires y Facultad de Humanidades - UNMdP

Grupo de Investigaciones en Didáctica de la Historia y las Ciencias Sociales. (GIEDHiCS)

zuppasilvia@gmail.com

 

Este artículo está basado en la experiencia realizada en la Escuela donde trabajo, la cual es un Centro Educativo de Nivel Secundario N° 470 que funciona dentro de la Unidad Penitenciaria N° 15 y N° 50 de Batán - Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires. Es una Escuela en Contexto de Encierro donde se cursa un Bachillerato con la especialidad de Humanidades con duración de tres años.

 

Está en nuestras manos investigar y enseñar lo

que ha sucedido [COVID-19] para poner al

servicio de la sociedad todos aquellos

conocimientos que nos permitirán formar una

sociedad global, justa y solidaria. (Pagès, 2020)

 

 

A partir del aislamiento social preventivo y obligatorio, (ASPO) declarado en la Argentina en el mes de marzo y sin saber por cuánto tiempo se extendería, las escuelas debieron adoptar de inmediato una pedagogía de emergencia que atravesaba todo el campo educativo. El equipo directivo del CENS 470 - donde doy clases de Historia- armó un programa de emergencia para sostener con las herramientas e insumos disponibles, la continuidad pedagógica para personas en contexto de encierro.

Los estudiantes en contexto de encierro tienen derecho a la educación y la Escuela tiene la responsabilidad de generar las condiciones para que esto se cumpla, por tanto, se implementó un programa virtual de emergencia para la continuidad pedagógica. Se realizaron módulos de contenidos curriculares por áreas (Ciencias Sociales, Comunicación, Ciencias Exactas, Ciencias Naturales) para la distribución en los pabellones. La manera de acercarlos fue a través de los teléfonos celulares autorizados por el Servicio Penitenciario, de la siguiente manera:

 

1) Se confeccionaron grupos de WhatsApp por Pabellón

2) Cada grupo es administrado por un profesor coordinador

3) Los trabajos resueltos se devuelven por la misma vía. 

 Los estudiantes[1] de nuestra escuela habitan diferentes pabellones donde los hay de los tres años: 1°, 2° y 3°. Se asignaron profesores referentes a cargo de dos y tres pabellones quienes establecen contacto a través de los teléfonos celulares, autorizados por el Servicio Penitenciario. Estos estudiantes que poseen celulares son los referentes en sus pabellones y socializan la información que reciben por WhatsApp. Del mismo modo y por la misma vía se realiza la devolución de los trabajos resueltos. Se habilitó así un circuito de comunicación novedoso en este contexto de educación. También tuvimos que recurrir a la entrega de módulos impresos para aquellos estudiantes que no tuvieran celulares o datos móviles suficientes para poder recibir la información vía WhatsApp.  A partir del segundo cuatrimestre comenzamos a realizar clases virtuales con algunos/as estudiantes pero no con la totalidad de la matrícula escolar.

De lo inesperado, lo mejor...

La irrupción de la Pandemia del COVID19 nos obligó a abandonar la zona de confort para tener una nueva experiencia que nos obligó a

 

“pensar, para ser acogida en su novedad, como lo que no encaja, o lo que necesita de un nuevo lenguaje, una nueva expresión, o un nuevo saber para dar cuenta de ella. La experiencia lo es en la medida en que reclama significados nuevos para lo vivido.” (Contreras y Perez de Lara, 2013: 25)

Debimos transitar por caminos medianamente conocidos como fueron las tecnologías aplicadas a la educación y en particular la utilización de aquellas aplicaciones que los usuarios emplean mayoritariamente para el ocio. Sin embargo, urgentemente, los docentes fuimos conscientes de la necesidad de mantener la presencia de la escuela, en un contexto tan particular como el de encierro y entendimos que solamente se podía sostener a través del uso de WhatsApp.

Esta experiencia que tiene que ver con lo inesperado nos hizo repensar los escenarios educativos y las metodologías tradicionales. Interrumpimos la presencialidad, seleccionamos contenidos, modificamos estrategias, pero no desatendimos la enseñanza y particularmente el sostenimiento del vínculo docente - estudiante, escuela-estudiante.

Para el segundo cuatrimestre pudimos incorporar las videollamadas con la plataforma Zoom y comenzar a implementar las clases virtuales en algunos horarios en particular y con una frecuencia semanal. Esto es posible por el esfuerzo que realizan algunas personas del Servicio Penitenciario, ofreciendo sus dispositivos para la realización de la clase y la posibilidad de disponer del servicio de Zoom ilimitado gracias al ofrecimiento de la Fundación Teodoro Bronzini a través de un docente del CENS 470 que pertenece a la institución.

Partiendo de estos insumos, dispositivos y del plan de continuidad pedagógica organizada por el equipo directivo de nuestro Centro es que un equipo de docentes nos pusimos en marcha a partir de abril del corriente año. Había que sostener y mantener el trabajo que la escuela realiza desde hace tantos años dentro del Penal, en todas sus extensiones.

 

“A través de la mantención del trabajo educativo construimos esperanza cotidiana, manteniendo las relaciones diarias, ritmos, hábitos. Por esta razón, la pedagogía de emergencia necesita dejar lo complejo, ir a lo simple, a lo esencial sin marearse con la tecnología.”(Comunicación personal, Silva Peña, 2020)

Ante este entorno, debimos reformular y repensar el formato de clases para que la tecnología se transformara en un mediador válido para adaptarnos a la situación de enseñanza. Maggio (2012) sostiene que la utilización de los recursos tecnológicos debe integrarse con sentido didáctico en las clases y prácticas de la enseñanza. Por eso manifiesta que:

 

“...la incorporación de la tecnología en la enseñanza como inclusión genuina es de orden epistemológico. [...] las nuevas tecnologías atraviesan las formas en que el conocimiento se construye en la actualidad en todas sus versiones, disciplinares y no disciplinares, la idea de inclusión genuina reconoce estos atravesamientos, busca entenderlos y recupera a la hora de concebir propuestas didácticas.” (p. 21)

 

Tuvimos que ser cautelosos con el uso de las tecnologías porque nuestros estudiantes no tenían ni tienen buenos dispositivos ni datos móviles suficientes para recibir toda la información con la calidad que fue generada. Al mismo tiempo, los contenidos, recursos y actividades debían ser pensadas en función de un “aula heterogénea” ya que la información que llega a un pabellón es compartida por los estudiantes que mantienen la escolaridad y pueden pertenecer a cualquiera de los tres años del bachillerato de nuestro CENS 470.

Recién en el segundo cuatrimestre se decidieron armar módulos de continuidad pedagógica que se ajustan a contenidos correspondientes a cada año, siempre manteniendo las áreas que escogimos durante el primer cuatrimestre. Se priorizaron e intensificaron los contenidos enseñados para los terceros años porque son los futuros egresados en diciembre de 2020.

En consonancia de lo que venimos desarrollando, la innovación en este contexto debe ser una inquietud de los docentes dado que la escuela debe estar en continuos procesos de mejoramiento de la calidad de la educación que se imparte. Esto exige que estemos pergeñando acciones y renovando estrategias que mejoren la calidad de la enseñanza. Por esa razón, adherimos a Zabalza (2004) cuando dice:

 

Innovar no es sólo hacer cosas distintas sino hacer cosas mejores. Innovar no es estar cambiando constantemente [...) sino introducir variaciones como resultados de procesos de evaluación y ajustes de lo que se estaba haciendo.” (p. 117)

 

Pero también debemos tener claro que la innovación educativa tiene que ser creada con el objetivo de impulsar mejoras en las prácticas de enseñanza (Litwin, 2008). Para que tengan impacto, no deben ser forzadas, debe ajustarse a las circunstancias y garantizar que “Las innovaciones responden a los fines de la educación y se inscriben con sentido en los contextos sociales, políticos e históricos de la vida de las instituciones. Creación, promoción de cambio y mejora son conceptos asociados a las innovaciones”. (Litwin, 2008, p.65)

Las Ciencias Sociales, presentes en esta modalidad

Para la puesta en marcha del Área de Ciencias Sociales – a la que pertenezco- nos propusimos con otro colega, intentar desarrollar una serie de competencias del pensamiento histórico:

  • el pensamiento crítico;
  • la interpretación histórica;
  • la narración y explicación histórica;
  • la imaginación histórica,
  • la conciencia histórico-temporal.

Presentamos actividades que invitaban a opinar críticamente, a vincular contenidos con problemáticas actuales y significativas, (COVID 19 y Derechos Humanos, entre otras) y de esa manera desarrollar la competencia del pensamiento crítico.

La propuesta fue variada con el propósito de “...superar la mirada homogeneizadora y proponer enfoques y estrategias más inclusivas que contemplen al mismo tiempo las diferencias que existen entre las personas, los derechos de la ciudadanía y las obligaciones de los estados.” (Anijovich, 2016, p.20). A partir de esta concepción de la educación para la diversidad es que tenemos que pensar en esa clave, las consignas, las estrategias y las evaluaciones para nuestra escuela. Tenemos que atender las diferencias biológicas, los problemas multiculturales, las diferencias socio-económicas y en estos momentos (COVID-19) el acceso a la información y las condiciones habitacionales (internet, posesión de dispositivo, espacios apropiados para el estudio), para que todos/as los/las estudiantes puedan aprender. En consonancia con Anijovich (2016):

 

Pensamos y creemos firmemente que todos pueden aprender. Parece una obviedad afirmarlo y contribuir con acciones para que esto suceda, pero conseguir el logro real de este principio y propósito inclusivo requiere mucho trabajo. (p.26)

Esa fue nuestra pretensión en el primer cuatrimestre y que nos propusimos continuar en el segundo. Mejoramos y superamos lo realizado porque para este cuatrimestre hemos implementado el trabajo por áreas y por curso. La intención es poder profundizar sobre algunos contenidos e incorporar más actividades, en el área de Ciencias Sociales, sobre competencias del pensamiento histórico. El pensamiento histórico aporta conocimientos que le ayudan al estudiante a comprender el mundo en que vive (Santisteban, 2010, p.34).

El módulo para Ciencias Sociales que realizamos con mi colega del área partió de la base de que “Una enseñanza organizada por asignaturas en torno al libro de texto como único recurso didáctico como fuente informativa no respeta la diversidad cognitiva, cultural y social del alumnado.” (Torres Santomé, 1996, p.41)

Armamos algo sencillo que pudiese ser realizado sin el acompañamiento del docente pero que de alguna manera pudiesen hilvanar las competencias del pensamiento histórico. Transitaron por la narración apelando a la imaginación histórica, al tiempo y espacio, con lecturas de fuentes simples pero que interpelaron a los estudiantes a interpretar y a criticar la información que se vinculaba con el presente. Los resultados fueron los previsibles, pero no todos los esperados.

Trabajar con adultos tiene características determinantes y distintivas que requieren un tratamiento diferente de los contenidos. En principio, hay que considerar cuales son las necesidades para que ese adulto esté estudiantado (y especialmente en contexto de encierro), cuáles son sus intereses y sus expectativas[2].

Sumado a lo mencionado, los estudiantes son, en su mayoría, personas jóvenes (entre 18 y 25 años) y comparten el ámbito de clase con adultos (entre 30 y 50 años). Las características determinantes y distintivas de este estudiantado las podemos distinguir como:

  •  Presentan dificultad para la expresión oral como escrita.
  • Tienen impedimentos en la interacción con sus pares.
  • Denotan una muy baja autoestima.
  • Las representaciones desde el punto de vista académico, son exiguas.
  • Son desconfiados e individualistas al ingresar a la institución.

Por todas esas razones las estrategias utilizadas para la enseñanza en ese ámbito y con estudiantes con estas características tienen que apuntar a re-significar la función de la Escuela dentro de un contexto de encierro y más, bajo los efectos de la pandemia. En primer lugar, colaborar en el desarrollo del estudiante como persona y propiciar el trabajo colaborativo porque la escuela se ha trasladado al pabellón. Ese es el lugar de trabajo y conviven muchas personas. La presencia de la escuela entonces deberá tener un fuerte contenido social, que permita al estudiante superar su múltiple exclusión, que incorpore hábitos colaborativos y por sobre todas las cosas pueda elaborar un proyecto de vida. En este punto la escuela deberá asumir un rol transformador en procura de alcanzar la inclusión, aunque sea en estas circunstancias tan particulares.

A modo de cierre

Hemos mencionado algunas dimensiones de la tarea docente desarrollada en nuestra escuela durante el primer cuatrimestre. Debemos seguir profundizando en otros recorridos a realizar para la enseñanza de las Ciencias Sociales porque la experiencia de aprendizaje no se circunscribe a los estudiantes, sino que nosotros mismos nos vemos sumergidos en el proceso. Por eso para cerrar esta reflexión estimamos que lo vivido en estos tiempos de pandemia no ha dejado una valiosa experiencia.

 

“Es experiencia porque nos mueve a la búsqueda de sentido para algo que no lo tenía, o para algo a lo que no se lo habíamos encontrado. Así pues, en ocasiones será la novedad de lo que acontece lo que provoca el sentido de la experiencia, pero en ocasiones será la atribución de un nuevo sentido a lo vivido lo que hará de ello una experiencia.” (Contreras y Pérez de Lara, 2013, p.25).

 

Referencias para el debate

  • Anijovich, R. (2016). Educando en la diversidad. El trabajo en las aulas heterogéneas. Buenos Aires.
  • Contreras, J. y Pérez, N. (2013). Investigar la experiencia educativa. Morata.
  • Lima, C. [TV Olhos D'Água - TV Uefs]. (2019) Covid-19 pelo mundo: entrevista com o professor Joan Pagés [Video]. Youtube:  https://www.youtube.com/watch?v=p_7Tv9XKm2c
  • Litwin, E. (2008). Reflexiones en torno a cómo enseñar. En E. Litwin, El oficio de enseñar. Condiciones y contextos (págs. 63-88). Paidos.
  • Maggio, M. (2012). Enriquecer la enseñanza: los ambientes con alta disposición tecnológica como oportunidad. Paidós.
  • Peña, S. (2020). No son clases a distancia, son clases de emergencia. Cooperativa Opinión. Disponible en: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/site/tag/port/all/tagport_805_1.html Recuperado de: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.4019/pr.4019.
  • Santisteban, A. (2010). La formación de competencias de pensamiento histórico. Clío y Asociados, 14, 34-56.
  • Torres, J. (1996). Sin muros en las aulas: el currículum integrado. Kikiriki. Cooperación Educativa, 39, 39-45.
  • Zabalza, M.  (2014). Innovación y cambio en las instituciones educativas. Homo Sapiens.
  • Zabalza, M. (2003-2004). Innovación en la enseñanza universitaria. Contextos educativos. Revista de Educación, 6-7, 113- 136. Recuperado de: http://dx.doi.org/10.18172/con.531. 6



[1] Utilizamos el género masculino para referirnos a los docentes y estudiantes, reconociendo la diversidad de género y su necesaria inclusión.

 

[2] En contexto de encierro pueden aparecer distintos intereses, pero uno de ellos - muy preciado- es el beneficio que otorga la Justicia en relación a la rebaja de la condena a aquellas personas que asisten a la escuela.

 

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